No todos te quieren lastimar porque te lastimaron. No todos
son indecisos, mujeriegos con ganas de histeriquear. No todos te quieren para
pasar el tiempo. No todos te celan porque alguno te puso un “me gusta” en las
redes sociales o un comentario dudoso. No todos te hacen elegir entre tus amigas
o él.
No son todos iguales.
No todos te van a juzgar por tu pasado. Ni te van a echar en
cara tus errores cada vez que te equivoques. No todos se fijan en lo que tenés,
o en que te hace falta. No todos te van a comparar con alguien más.
No son todos iguales.
Siempre hay alguno que llega con ganas de juntar los
pedacitos rotos, y volver a armar con paciencia y amor lo que otro destruyó,
con ganas de arreglar lo que él no rompió. Y no, no metas a todos los hombres en
la misma bolsa. No generalices. No te ocultes atrás de la coraza del miedo para
que ninguno pueda pasar.
Siempre hay un hombre que llega con los mismos mambos que
vos, con los mismos miedos que vos, pero elije quedarse a acomodarte los
sentimientos y a emparcharte el corazón.
En un mundo donde hay mucho amor por costumbre, y donde a
nadie le importa lastimar al otro. Yo sé, yo creo que todavía hay hombres
chapados a la antigua, de esos caballeros, detallistas, fieles. De esos que
buscan y quieren una mujer que los acompañe toda la vida. Demostrale que no SOS
igual a esa que lo rompió. Abrile tu corazón. Amá, y permití que te amen.