Decilo todo sin miedo, escribilo, transmití. Arrancate la
vergüenza de raíz. Decilo como te salga del alma, como te salga del corazón,
pero decilo. Qué podés perder?
Decilo todo sin pelos en la lengua, sí, decí todo eso que
sentís, no lo pienses más, no lo dudes más. No lo susurres, gritalo, sí,
gritalo con fuerza, con ganas, que te escuchen, alzá la voz, hacete oír.
No lo digas por mensaje de texto, ni por cartas, tampoco por
facebook, instagram, twitter, whatsapp, y mucho menos por una llamada
telefónica, no!, nada de tecnología. Decí todo de frente, en la cara y mirando a
los ojos.
Basta, no te escondas más atrás de una PC o de un celular,
basta! Que vuelva el diálogo, hablá y hacé que te escuchen, escuchá y permití
que te hablen. No hay manera más fácil, simple y sencilla de cicatrizar las
heridas, de volver a unir piezas rotas que con el diálogo. No hay mejor
consuelo que un abrazo, un beso, una caricia, un te quiero después de una
charla sincera, transparente. Abrí tu corazón, tu alma, desnudate sin miedo, permitite ser libre. Quizás mañana sea tarde, decilo
hoy, el momento es hoy, es ahora, es este instante.
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