martes, 1 de marzo de 2022

LA ARMADURA

Yo creía que ya no. Pero hoy sé que sí. Que todavía hay personas que aparecen y hacen que la armadura se empiece a oxidar, como en el libro, “el caballero de la armadura oxidada” de Robert Fisher.

A veces, es la vida misma que nos va haciendo ese escudo de metal cada vez que nos pasa una tormenta por encima. Con el tiempo, con los años, con los daños, las heridas, vamos formando capas. Vamos levantando muros innecesarios, en lugares donde tendría que haber lagos cristalinos.

De a poco nos vamos endureciendo, pero sin perder jamás la fragilidad.

La fragilidad es la mayor fortaleza del alma. Es la dulzura del corazón. Es la que nos dice, nos grita a tiempo: si no te abrís, si no te entregás por miedo a que te lastimen, por miedo al dolor, vas a morir en vida.

Y no hay nada más triste que vivir sin poder sentir.

La fortaleza es el amor con que se abre una flor. Es la magia con que se crea una mariposa. Es la fuerza con la que se pide un deseo cuando aparece una estrella fugaz. La flor se abre, la mariposa se crea y la estrella fugaz aparece y se entregan igual a la vida, y cuando son, cuando están, son inmensas, eternas, aunque su existencia dure un suspiro.

A veces, alguien nos hace sacarnos la armadura para siempre, y en este caso, ese alguien sos vos.

A veces, se necesita mucho tiempo y trabajo, y sé que hay gente que no logra sacársela nunca.

A veces, llega alguien como vos, que sabe ver el corazón, detrás de todo ese disfraz, como si no lo tuviera. Y todavía sigo sin entender, como hacés para saber lo que siento sin que yo haya tenido el valor de decir una palabra.

Hoy sé que las armaduras existen para protegernos durante las batallas, pero vivir así, es perdernos las cosas que importan, es olvidar la magia y la verdadera belleza de la vida. Y frente a tanta coraza, el amor, la amistad no puede entrar.

Sé también, que todavía hay gente rota que se vuelve a armar, vuelve a amar. Gente que le sonríe a la vida aunque le duela el corazón, porque sabe que no vale la pena dejarse vencer. Gente que teniendo el alma triste, abraza y cura desde el dolor. Gente que ama con el alma, con el corazón, y se levanta cada día tratando de dar pelea. Gente que hace reír, aunque a veces, no pueda ni siquiera con sí misma.

Esa gente, la que ama desde ese lugar, ama bien a pesar de todo. Esa gente cuando hace feliz, da mucho más de lo que se pueda imaginar.

Sí. Hay personas tristes que lo reparan todo y encima ayudan a armar el mundo.

Y yo creo que vos sos así. Tenés tus propias batallas, y guerras que ganar, y aún así, estás dispuesto a ser mi héroe en este lío, mi salvavidas en este caos.

Gracias por ser como sos, por ser vos.