Quizás cuando termines de pagar la ropa que te estás comprando,
ya no te guste, o no te quede, o simplemente, ya la dejaste de usar. Quizás cuando
termines de pagar la casa de tus sueños, la deuda se haya llevado toda tu energía.
Quizás cuando termines de pagar el auto, te hayas acostumbrado a caminar.
Quizás cuando termines de pagar todas las cuotas de tu celular, TV y PC última generación,
te des cuenta que no hay nada más lindo que compartir momentos con la familia y
los amigos y mirar películas en el cine. Quizás cuando termines de pagar todos
los electrodomésticos, el sommier, y todos los muebles, tengas que cambiarlos
porque se empiezan a romper.
Viajá. Mejor comprate una carpa, una bolsa de dormir, una
garrafita para la montaña, y viajá.
Viajá. Viajá para enriquecer la mente, el corazón, el alma.
Viajá. Conocé gente, culturas, idiomas. Viajá. Viajá para ver, escuchar, y
sentir que el amor en todos lados tiene un idioma universal al igual que la
música. Viajá. Tirate en el pasto, en la arena, donde sea y disfrutá. Vaciá termos
y termos de mate y charla mientras guardás pedacitos de momentos en tu cabeza.
Y si no hay plata, viajá igual. Andate debajo de una planta, una frazada, fideos
blancos y nada más. Viajá.