Tenemos un nombre que nos identifica. No lo hace la
religión, ni el color de piel o la discapacidad.
Con qué necesidad hacemos daño a los demás y también a
nosotros mismos? No somos mejores personas así. Antes de hablar de aceptación, integración
o inclusión, aprendamos a respetar al otro.
Hace tiempo ser alguien diferente era bueno, ahora esas
diferencias nos dividen.
Abrazá tu singularidad. Defendé quien sos, lo que sos. Y Sentite
orgulloso por eso.