Una de esas tantas sonrisas tiene el valor de saber que
cuento con vos, y vos conmigo.
Una brazo, un beso, un detalle, un gesto, un te quiero, un
estoy con vos, siempre dicen verdades. Incluso mis ojos aunque estén dormidos
también las dicen. Y ahí me di cuenta que haga lo que haga, diga lo que diga,
me basta con sentir para arrancarme el disfraz de rebelde que muchas veces me
caracteriza.
Quizás, hay cosas que no hace falta decir. Todos seguimos
siendo ese libro que vale la pena ser leído, esa canción que vale la pena ser
cantada, esa melodía que vale la pena ser bailada y esa obra que vale la pena
ser actuada. Eso es vivir, esa es la vida.
Yo creo que sí. Que es así. Y otra vez estoy sonriendo.