Sin darte cuenta dejaste de ver a amigos. Tus padres
crecieron. Vos creciste sin haber disfrutado.
Sin darte cuenta se te pasó la vida entre las obligaciones,
las responsabilidades, la rutina. Entre el laburo que no te gusta, la plata que
no alcanza, los sueños postergados para cuando haya tiempo, plata y buena
compañía.
Y así, viviendo en modo avión se te fue la vida. Te perdiste
abrazos, besos, detalles, gestos, sonrisas, te quiero, al amor de tu vida.
Y si dejás de correr un ratito? Dejá de ver y animate a
mirar. Dejá de oír y animate a escuchar. Dejá de razonar y animate a sentir.