A veces, te convertís en lo que más odio en el mundo. Me
enoja, me molesta que me lastimes, que me digas cosas que me duelen, pero más me
entristece y me angustia tener que aceptar que sos así, que muchas veces, no te
das cuenta o quizás no sos consciente de lo que me decís, y aunque yo lo desee
con todas mis fuerzas, nunca vas a cambiar.
Me querés como podés, como te sale, como lo sentís, y lo
entiendo, pero me parece una mierda. Sabés? Una reverenda mierda. Perdón por
decirlo así. Porque te necesito, y no estás, aunque vos digas que sí, aunque
vos creas que sí, quieras o no, me fallás.
Te hablo, y ni siquiera sé si me escuchás, te extraño, y ni
siquiera sé si me pensás, te escribo, y ni siquiera sé si me leés, te amo, y ni
siquiera sé si todavía, un poquito, me querés.
Y acá sigo esperando que te des cuenta que a mí, sí me
importás, mucho y siempre.
Me querés como podés, como te sale, como lo sentís, y yo
sobrevivo a vos como puedo, como me sale, como lo siento.