Parece que no sabés o no te das cuenta, no sé, de lo que sos
capaz. Date cuenta, das vida.
Tenés unos brazos increíblemente fuertes para abrazar y que
encajan perfectamente en mí, y en cualquiera como un rompecabezas, porque como
dicen, hay cosas que funcionan sólo cuando tenemos todas las piezas. El abrazo es
la única fuerza que no duele, que no quiebra, que no rompe, más bien todo lo
contrario, hace bien, construye y une partes rotas.
Tenés una mirada angelical, pura, transparente, con unos
ojos llenos de vida, llenos de amor. Una mirada que lo dice todo.
Date cuenta que vos, sólo vos tenés ese poder de hacer feliz
al ser más triste. Sólo vos podés transformar todo. Sólo a vos se te metió el
amor hasta el alma, te explota el corazón y te brota por los poros. Por eso el
mundo te respira, te necesita.
Date cuenta, vos cicatrizás heridas, sanás corazones rotos, dibujás
millones de sonrisas. Ahora sabés que te aman, que cuando no estás, te extrañan.
Tu vida no vale poco, vale mucho, date cuenta.
Esto te lo cuento, porque yo antes, tampoco lo sabía, y
cuando me lo contaron entendí a partir de ahí todo lo que soy, todo lo que sos,
todo lo que somos.
Y cuando sonreí comprendí todo lo que valgo, todo lo que valés,
todo lo que valemos. Gracias a esa sonrisa aprendí a quererme, a cuidarme para
sanar, y no anclarme.