domingo, 1 de abril de 2018

SUMAR SIEMPRE, RESTAR NUNCA

No, por favor, no. Por nada del mundo pierdas tu esencia. Hacé todo lo que puedas para jamás perderte entre las personas. Es difícil, duro, triste decirlo, pero es así. Lamentablemente, cada vez, desconocemos más a los que nos rodean. Por nada del mundo te deshagas de todo eso que sos, aunque todo lo que estés viviendo te atormente. No cambies ni te transformes sin antes haber aprendido una lección.
Tu alma, tu corazón son hermosos así. No permitas que las personas resten ni dividan tu vida. Amá tu interior, y mejoralo día a día, pero no pierdas tu esencia. Si ella desaparece, serás sólo alguien más, y todos aquellos que te quieren y te valoran no podrán encontrarte entre tanta gente.
Recordá que todo aquello que te hace llorar, te hace tan especial como todo aquello que te hace reír. Date cuenta de eso, y jamás permitas que nada ni nadie destruya tu esencia. No dejes que las circunstancias de la vida la despedacen, la rompan, la hieran, la lastimen. Protegela, cuidala. Gracias a ella sos quien sos, gracias a ella sos único.
Nadie quiere tener a su lado personas que resten o nos impidan crecer. Todos buscamos y queremos personas que sumen, y que tengan buenos sentimientos.
Las personas somos como el yin y el yang, la tristeza y la alegría, la noche y el día. Nadie es completamente malo y tampoco nadie es completamente bueno. Los aciertos requieren de los errores de la misma forma que sumar no tendría sentido si nunca hubiese nada que restar. Y es así como a veces somos blancos, a veces negros y, en otras ocasiones, de colores.
Sabemos que no podemos ser todo, y tampoco ser nada. También sabemos que no podemos dejar que todo el mundo vea nuestra felicidad, tenemos que protegerla de daños que pueden ser evitables.
Para eso, muchas veces, es necesario hacer un balance emocional, es decir, de un lado, todo lo bueno, lo positivo, y todo eso que suma y multiplica, y del otro, todo lo malo, lo negativo, todo eso que resta y divide.
Sí, ya sé, sé que no es fácil, hay ciertos sentimientos que no podemos controlar y que son completamente subjetivos . Por eso, pregunto. Por qué juzgamos sin saber?
No hay nada mejor que reencontrarse con uno mismo y perdonar, se tenga razón o no, porque generalmente cuando hacemos cosas que hieren, lastiman, duelen, las hacemos porque en ese momento, ese instante, no sabíamos que hacer, como reaccionar, que decir, entonces, perdonar, siempre es algo maravilloso.