Quizás, nos enamoramos de la persona equivocada, incorrecta. Quizás, era un amor imposible, o por lo menos eso parecía.
Con él, conocí una parte mía más sensible, más tierna, más
frágil. De sólo saber que él existía, mi alma y mi corazón se hacían visibles,
se abrían de par en par. Con él quería todo, y a la vez, no buscaba más nada,
ya me sentía completa. Durante el tiempo que compartimos el camino, sentía que
todos mis problemas tenían solución, que cada momento se llenaba de emoción. Cuando
no hablábamos lo extrañaba, y cuando no podía dormir le hablaba con el corazón
aunque no me estuviera escuchando. Lo buscaba, lo esperaba, lo soñaba con ganas
de todo, pero nunca logramos llegar a nada. Siempre tan cerca de mi alma, mi
corazón y mis sueños, y tan lejos de mi mundo, mi realidad, mi vida.
Las cosas fueron cambiando, el tiempo fue pasando, y yo
siempre lo seguí esperando. Seguí aprendiendo, creciendo.
Me pregunto. Aparecerá de repente con ganas de probar el
amor de alguien que lo quería de verdad, y al mismo tiempo diferente a los
demás?
Él creció, yo crecí. Mientras duró aprendimos, y el cambio
nos fortaleció. Él siguió, yo seguí, nos fuimos por caminos distintos. La vida,
nos volverá a cruzar otra vez? Llegará esa cita que tantos años esperamos, que
tantas veces soñamos?
Juntos, supimos ser una misma melodía, una misma canción,
pero hoy, nuestro mejor hit es el silencio. Llegará ese momento donde le
digamos adiós al destiempo?