viernes, 1 de agosto de 2014

EL PODER DEL AMOR

Él jamás había probado sus besos, ella tampoco los suyos. Ella nunca pudo abrigarlo con un abrazo, él no había rozado sus manos. Y más allá de eso, se notaba a kilómetros el amor que se tenían, había fuego en sus almas, pasión en sus corazones. Entre ellos existía una gran complicidad, había algo inexplicable que los unía. Eran almas gemelas. Era más que obvio que no podían vivir uno sin el otro.
Sin embargo, les costaba tanto admitir y superar sus miedos y la distancia, que sin quererlo, se lastimaban, no hablaban durante meses y sí, se extrañaban.
Cierto día, derrotados por la vida, y vencidos por el enojo, se dijeron adiós.
Y sí, fueron muy tontos los dos, les ganó la distancia, les ganó el miedo, les ganó el sufrimiento, el dolor. Tristemente dejaron escapar el amor, como si fuera tan fácil y sencillo encontrarlo en cualquier rincón.
No se dieron cuenta de lo afortunados que eran al estar juntos, no se dieron cuenta que la vida los había unido por un motivo, una razón.
Por días, meses, y años, la tristeza los invadió, pero su orgullo era tan grande que ninguno de los dos cedió.
Él ahogó sus penas en otro amor, ella muchas noches le lloró, y así decidió volver a cerrar su corazón.
El tiempo pasó, tal parecía que su amor se había olvidado, pero el día menos pensado él tomó coraje y le escribió.
Les bastó ese intercambio de palabras para descubrir que el amor no  se había evaporado.
Tan iguales, pero a la vez tan diferentes, más maduros, menos impulsivos, más coherentes. Y ahora, se encontrarán frente a frente?
Descubrieron que más allá de todo, el amor seguía intacto, que ellos seguían tan locos el uno por el otro, como hace tanto. Entendieron que el amor no hace falta gritarlo, basta con susurrarlo, sentirlo. Aprendieron que muchas veces, el amor es sentir lo mismo y sin embargo, no necesitar siquiera decirlo.