En la entrada de hoy, hay dos palabras claves, “AMOR” y “DISTANCIA”.
Rara vez estas palabras van de la mano. Y es que siempre previo a la lejanía
existió una atracción física. Cosa que entre los protagonistas de esta historia
no existió, porque se conocieron a través de internet, y juntos eligieron
adaptarse a las circunstancias y hacerle caso al corazón.
Ella vivía en el sur, él en el centro del mismo país. Muchos
kilómetros y horas los separaban, pero había algo inexplicable que los unía.
Una red social fue la testigo del primer encuentro, y más
tarde se sumó una aplicación, para ayudarlos a sentirse más cerca aunque estén
tan lejos.
Sabían que no iba a ser fácil. Hablaron durante semanas,
meses y hasta años. Más de una vez quisieron renunciar a todo y sí, era
imposible, siempre había algo que los volvía a unir. Algo siempre los hacía buscarse
y volver a encontrarse. Y por esas cosas, circunstancias y situaciones de la
vida, su momento aún no llegó. Llegará?
Y ahí están, cada uno tachando los días del calendario,
esperando que el mundo se ponga un poquito a su favor porque la distancia no es
demasiada cuando se aprende a reducirla en una palabra, en cuatro letras. Y el
tiempo es eterno cuando intentan mirar el ahora y sólo ven un pasado que pide un
futuro juntos.
El tiempo al igual que la distancia, lo miden sus ganas de
verse. Y la medida de ambas cosas es amor. Sabían que las horas y los
kilómetros que los separan se pueden reducir si lo desean con el corazón.
Sabían que ahora hay muchas maneras para que dos personas se sientan más cerca
aunque estén tan lejos.
Y sí, ellos mejor que nadie sabían que muchas veces, los
kilómetros pueden perjudicar muchas relaciones, y parece fácil, pero no lo es.
Cuesta mucho estar lejos y sentir la necesidad de estar cerca, pero recuerdan que
peor es estar cerca y sentirse lejos. Superar la distancia es comunicación,
confianza, sinceridad y sobre todo, fortaleza y valentía.
Pasaron muchas cosas entre ellos, más allá de todo, sabían
que la felicidad de estar juntos duraría apenas un suspiro porque tendrían que
volver a separarse, pero no se rinden, no desean hacerlo. Quieren luchar,
quieren seguir apostando al amor y jamás decir adiós. No importa cuánto se les
rompa el corazón en las despedidas, si esas piezas rotas se volverán a unir en un
próximo encuentro.
Siempre se llevan el uno al otro, quizás no muy cerca, pero
sí muy dentro. Sólo quieren volar juntos, pero jamás atados.